julio 31, 2008

"No es de bendición"

En mi adolescencia, una chica de mi grupo de amigos solía repetir el siguiente latiguillo hasta el hartazgo: "¡No es de bendición!". Lo usaba para referirse a temas de conversación, frases, actividades y, tristemente, hasta personas.

El concepto es más o menos así: "Si no es algo que un cristiano hecho fielmente a imagen y semejanza del prototipo que tengo en mente haría o diría, entonces está mal". Adios diversidad. Adios alteridad. "Si no hace las cosas como yo creo que deberían hacerse, o habla como creo que debería, o se viste como creo que debería, entonces no será de bendición para mi vida". Ergo, no es que no me acerco a él, sino que me propongo activamente mantenerlo alejado.

"—Maestro —intervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo" (Lucas 9:49).

"Sucedió que, estando Jesús a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y pecadores se sentaron con él y sus discípulos, pues ya eran muchos los que lo seguían. Cuando los maestros de la ley, que eran fariseos, vieron con quién comía, les preguntaron a sus discípulos:
—¿Y éste come con recaudadores de impuestos y con pecadores?
Al oírlos, Jesús les contestó:
—No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos sino a pecadores"
(Marcos 2:15-17).

Y sin embargo, cada tanto vuelvo a escuchar el "no es de bendición" en alguna boca.

Para preservar la salud de la comunidad, Pablo advertía: "Por carta ya les he dicho que no se relacionen con personas inmorales. Por supuesto, no me refería a la gente inmoral de este mundo, ni a los avaros, estafadores o idólatras. En tal caso, tendrían ustedes que salirse de este mundo. Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer" (1°Corintios 5:9-11).

¿Qué pasó en el camino que nos llevó a pensar que teníamos las cosas más claras que Pablo, o aún que Jesús mismo? Digo, si tomamos en cuenta que fue Él quien nos mandó a amar a todos, a ser testigos suyos ante todos. A sanar a los que están enfermos, no a los sanos.

Y, en todo caso, supongamos que ciertamente alguien "no es de bendición" para nuestra vida, entonces, por Dios, ¡seamos nosotros de bendición para su vida! No nos escondas tras esta lamentable excusa.

Estoy convencido de que siendo de bendición, seremos bendecidos.

julio 22, 2008

Levantarse y ser visto

Decir la verdad tal como uno la ve requiere mucho valor cuando uno pertenece a una institución.

Pero desafiar a la propia institución exige aún más valor. Y fue esto lo que hizo Jesús.

Cuando Kruschev pronunció su famosa denuncia
de la era staliana, cuentan que uno de
los presentes en el Comité Central dijo:
«¿Dónde estabas tú, camarada Kruschev,
cuando fueron asesinadas todas esas
personas inocentes?».

Kruschev se detuvo, miró en torno por
toda la sala y dijo: «Agradecería que
quien lo ha dicho tuviera la bondad
de ponerse en pie».

La tensión se podía mascar en la sala.
Pero nadie se levantó.

Entonces dijo Kruschev: «Muy bien, ya
tienes la respuesta, seas quien seas.
Yo me encontraba exactamente en el mismo
lugar en que tú estás ahora».

Jesús se habría levantado.
(Anthony de Mello, El canto del pájaro).

julio 17, 2008

Último final

Hoy aprobé la última materia de la licenciatura en Periodismo (sólo adeudo la tesis monográfica). De camino al exámen, iba en el colectivo pensando en el siguiente pasaje:

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado" (Efesios 1:3-6).

Y, si bien no viene al caso qué implica este hermoso fragmento exactamente, me quedé reflexionando en el final. Y así llegué a la facultad.

Rendí el exámen oral, uno bastante mediocre por cierto, y me retiré a esperar la nota seguro de haber desaprobado. Al rato, la profesora entrega las notas e, increiblemente, ¡descubro que aprobé! Raspando, dejando la piel en el alambrado, pero, ¡aprobé! Por supuesto, no podía caer en mi asombro y alegría. Era pura misecordia.

Me dirigía de vuelta a mi casa, de nuevo en el colectivo, y volví a encontrarme pensando: "Para alabanza de la gloria de su gracia".

Entonces, entendí. Soy hijo para la gloria de su gracia. Y soy periodista (o casi, por el asunto de la tesis monográfica pendiente), ¡para la gloria de su gracia!

¡Ja! Así que de gloriarme, ¡nada! Como decía un amigo bastante entusiasta al respecto: "¡Es para ÉÉÉÉÉÉÉlllllll!".

julio 01, 2008

El camino no elegido

"Debo estar diciendo esto con un suspiro
de aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
yo tomé el menos transitado,
y eso hizo toda la diferencia"
(Robert Frost, El camino no elegido).


Nosotros, ¿qué camino elegimos?