mayo 21, 2008

El elefante y la rata

Se hallaba un elefante bañándose tranquilamente en un remanso, en la mitad de la jungla, cuando, de pronto, se presentó una rata y se puso a insitir en que el elefante saliera del agua.
-No quiero -decía el elefante-. Estoy disfrutando y me niego a ser molestado.
-Insisto en que salgas ahora mismo -le dijo la rata.
-¿Por qué? -preguntó el elefante.
-No te lo diré hasta que hayas salido de ahí -le respondió la rata.
-Entonces no piendo salir -dijo el elefante.
Pero, al final, se dio por vencido. Salió pesadamente del agua, se quedó frente a la rata y dijo:
-Está bien, ¿para qué querías que saliera del agua?
-Para comprobar si te habías puesto mi bañador -le respondió la rata.

Es infinitamente más fácil para un elefante ponerse el bañador de una rata que para Dios acomodarse a nuestras doctas ideas acerca de Él.
(Anthony de Mello, El canto del pájaro).

mayo 16, 2008

Un zorro único en el mundo, o el reflejo de la propia luz

Últimamente ando extrañando mucho a una querida amiga. Ya hace bastante que no charlamos. Mi relación con ella es de esas que no dependen de la costumbre, los encuentros periódicos, ni los ámbitos de relación comunes. Claro que me gustaría tener la posibilidad de verla más seguido, pero tengo también la certeza de que la distancia no nos aleja. Es que, en cuanto nos vemos y empezamos a conversar, se siente como si no hubiese pasado más de una semana desde la última vez que nos encontramos, así hayan pasado varios meses.

“No era más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo” (Antoine de Saint-Exupery, El principito).

Para mí ella no era más que una chica igual a cualquier otra. Sin embargo, hoy me es única en el mundo. De ponerle un rótulo, una de esas nomenclaturas que tanto odio porque creo que más que explicar simplemente delimitan, diría que somos "mejores amigos". “La presencia de una persona dada es más que simplemente su apariencia o el sonido de su voz. También es su forma de pensar... y lo que probablemente sea más importante, los sentimientos que experimente respecto a uno” (David Eddings, El Tamuli).

Es que, piénsalo así: “¿Cuántos conoces que reflejen tu propia luz? La gente es más a menudo una antorcha que arde hasta apagarse. ¿Cuántas veces la gente toma y te devuelve tu propia expresión, tus más escondidos y temblorosos pensamientos?” (Ray Bradbury, Farenheit 451). Así me siento con ella. Con razón la extraño tanto...

A veces me siento como el personaje de esta publicidad de Telefónica:


¡Es tan dificil encontrar alguien que sintonice en nuestra misma frecuencia! ¡Tan a menudo nos encontramos esforzándonos por traducir aquello que nuestra alma piensa y siente, pero no puede expresar en palabras! Los verdaderos amigos, como la mía, son aquellos que pueden interpretar incluso hasta nuestros silencios.


“Junto a ti no tengo ya que disculparme, no tengo que defenderme, no tengo que probar nada (...) Más allá de mis palabras torpes, más allá de los razonamientos que me puedan engañar, tú consideras en mí simplemente al Hombre, tú honras en mí al embajador de creencias, de costumbres, de amores particulares. Si difiero de ti, lejos de menoscabarte, te engrandezco. Me interrogas como se interroga al viajero.
Yo, que como todos, experimento la necesidad de ser reconocido, me siento puro en ti y voy hacia ti. Tengo necesidad de ir allí donde soy puro. Jamás han sido mis fórmulas ni mis andanzas las que te informaron acerca de lo que soy, sino que la aceptación de quien soy te ha hecho, necesariamente, indulgente para con esas andanzas y esas fórmulas. Te estoy agradecido porque me recibes tal como soy. ¿Qué he de hacer con un amigo que me juzga? Si recibo a un amigo a mi mesa, le ruego que se siente, si renguea, pero no le pido que baile.
Amigo mío, tengo necesidad de ti como de una cumbre donde se puede respirar (...) Si todavía combato, combatiré un poco por ti. Tengo necesidad de ti para creer mejor en el advenimiento de esa sonrisa. Tengo necesidad de ayudarte a vivir (...) Yo serviré a tu verdad como tú hubieras servido a la mía”
(Antoine de Saint-Exupery, Carta a un rehén).

mayo 13, 2008

Mis vienticinco años

Hoy cumplo veinticinco años...

Antoine de Saint-Exupery dijo: "Es impresionante, ¡la edad de un hombre! Resume toda su vida. Esa, su madurez, se ha hecho lentamente. Se ha hecho contra tantos obstáculos vencidos, contra tantas graves enfermedades curadas, contra tantas penas calmadas, contra tantas desesperaciones superadas, contra tantos riesgos de los que la mayor parte escapó a la conciencia. Se ha hecho a través de tantos deseos, de tantas esperanzas, de tantas nostalgias, tantos olvidos, tanto amor. Representa una hermosa carga de experiencia y de recuerdos. ¡La edad del hombre! A pesar de las trampas, de los tumbos, de los atolladeros, hemos continuado avanzando, bien o mal, pasablemente, como una buena carreta. Y ahora, gracias a una convergencia obstinada de felices circunstancias, aquí estamos" (Antoine de Saint-Exupery, Carta a un rehén).

Amigo/a, aquí estamos...

mayo 09, 2008

Perspectiva, una cuestión de vasos medio vacíos o medio llenos

Una profecía que se autocumple es una suposición o predicción que, por sola razón de haberse hecho, convierte en realidad el suceso supuesto, esperado o profetizado y de esta manera confirma su propia "exactitud". Por ejemplo, si alguien por alguna razón supone que se lo desprecia, se comportará precisamente por eso de un modo desconfiado, insoportable, hipersensible que supondrá en los demás el propio desdén del cual el sujeto estaba convencido y que queda así "probado".
Un hecho todavía no producido, futuro, determinó efectos en el presente. Efectos que a su vez hicieron que cobrara realidad el hecho pronosticado. El futuro y no el pasado determinó pues el presente.
Un acto que es resultado de una profecía que se autocumple crea primero las condiciones para que se de el suceso esperado y en este sentido crea precisamente una realidad que no se habría dado sin aquel. Dicho no es pues ni verdadero ni falso; sencillamente crea una situación y con ella su propia "verdad".
La persona reacciona a un fenómeno que ya se desarrolla en el presente y de esta manera influye su curso en el presente. El curso se desencadena por obra de las medidas que se toman como (presunta) reacción al curso de cosas esperado. La presunta reacción (el efecto) es efectivamente una acción (la causa); la "solución" crea el problema; la profecía de un suceso hace que se cumpla el suceso profetizado.
La experiencia cotidiana nos enseña que sólo muy pocas profecías se autocumplen, sólo cuando se cree en una profecía, es decir, sólo cuando se la ve como un hecho que ya ha entrado, por así decirlo, en el futuro, puede la profecía influir en el presente y así cumplirse. Cuando falta este elemento de la creencia o de la convicción, falta también el efecto.
(Paul Watzlawick, "Profecías que se autocumplen", en La realidad inventada).

Un ejemplo claro:
Supongamos que en los medios dicen que habrá escases de un bien X (o que subirá de precio) en los próximos días. Entonces, la gente rápidamente sale a provisionarse de ese bien a fin de no faltarle (o de adquirirlo a un costo menor). Como consecuencia, el bien X efectivamente escasea (o aumenta de precio). Es decir, la predicción creó una situación en el presente que provocó su cumplimiento en el futuro.

Esto me deja pensando... ¿qué pasaría, entonces, si en vez de pensar siempre lo peor, pensáramos lo mejor? ¿Qué ocurriría si empezáramos a ver el vaso medio lleno, en vez de medio vacío? ¿Y si en vez de quejarnos de los problemas, buscáramos soluciones?

No digo que el querer o anhelar algo implicará obtenerlo, pero tampoco hará daño intentarlo, ¿no?


"Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar" (Eduardo Galeano, Ventana sobre la utopía).

mayo 05, 2008

Un tiempo para todo bajo el sol

Para el post anterior tenía unos cuatro videos que quería postear... pero como que terminó demasiado "solemne" el asunto, así que no daba pegarlos. Pero bueno, los posteo ahora y fue!

"Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar, y un tiempo para cosechar; un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para construir; un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto; un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse; un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir; un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar; un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar; un tiempo para amar, y un tiempo para odiar; un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz" (Eclesiastés 3:1-8).

O en versión audiovisual modernizada (por Ciento ochenta grados):


O qué tal estos otros dos, uno bien conocido (por Jarabe de palo) y otro no tanto (por Carlos Jean + Bebe):





Finalmente, un comediante español muy bueno (Luis Piedrahita) y sus reflexiones al respecto:


Saludos!